Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.
Antecedente:
CRÓNICA MEXICANA
(C) Gonzalo Díaz Migoyo y Germán Vázquez Chamorro
Comentario
Capítulo 93
Trata en este capítulo como los pueblos de Tututepec y Quetzaltepec fueros rrotos y bençidos, y los de Quetzaltepec, los que escaparon, se dieron a merçed por tributarios de la corona mexicana, y se partió el campo otro día con mucha bitoria, despoxo a esclauos a Tenuchtitlan
Otro día del combate de la postrera fortaleza de los de Quetzaltepec dixo el rrey Monteçuma a los señores de Aculhuacan, Neçahualpilli, y al de tepanecas, Tacuba, los dos rreyes conçexeros en guerras, que al rromper del alua acometiesen tan balerosamente a la frontera y más fuerte muralla y belesados la defensa, los enemigos no ternían tanta cuenta con los de las escalas y escaladores de la fortaleza; y que abiendo un solo portillo o escalas con bitoria, luego apellidasen bitoria y fuese en ellos a fuego y sangre, que no quedasen más de niños y niñas ynoçentes; y con esto, se rrepartiesen los despoxos y esclauos y se boluiesen a descansar. Y así, con esto, antes del alua, al primer rrepiquete de la caxa, hera el atanborçillo dorado de Monteçuma, y bozinas o cornetas de los caracoles, era la bozería tan gre hundían los campos. Y arremeten tan balerosamente que antes las siete fueran tenían tradas de la fortaleza y escalas más de treinta. Y siguiendo a los enemigos llegan a la torre del templo de sus ydolos y pónenle fuego. Començando a poner fuego a las casas más prençipales, dan bozes desde unos çerros altos, diziendo: "Señores mexicanos, çesen y descansen uras armas y fuerças. Haremos y daremos quanto mandardes de lo que queréis, pedís y demandáis". Dixeron los mexicanos: "No, bellacos, traidores, que no abéis pagado las desastradas muertes de nros padres, tíos y hermanos que con tan gran traiçión y crueldad matastes, tan queridos del rreyno mexicano, nros preçiados mercaderes, tratantes, harrieros (teucnenenque) mexicanos. No curéis de hablar, uno ni nenguno a de quedar a bida". Y con esto, se ponen en orden los muy biexos y biexas, diziendo: "Señores, beis aquí lo que daremos y tributaremos, que es cacao y papel, mantas rrica, plumería rriquísima, pedrería, esmeraldas y otros chalchihuites y menudas muy más rricas (teoxihuitl), que daremos a nro rrey y señor Monteçuma". Y biéndolos el rrey con tanta mansedumbre y lágrimas y traer sus tributos delante, dixo a la gente mexicana que çesasen y descansasen todas las gentes: "Pues de bençidos y desbaratados, muertos y cautiuos piden misericordia, rresçibámoslos". Y con esto, çesó y binieron con sus tributos y mandóles Monteçuma biniesen luego a guardar el rreal y truxesen las piedras menudas de huitziltetl llaman ojos de gato. [130v] Benido todo a prezençia del rrey Monteçuma, todo el tributo, hizo partiçión entre el rrey Neçahualpilli de Aculhuacan y el de tepanecas, Tetlepanquetza, y lo rrestante a los prençipales mexicanos y de Aculhuacan y tepanecas. Dixo el rrey Neçahualpilli a Monteçuma: "Señor, no caresçe esto que es buestro sudor y trabaxo, cansançio de buestro claro y alto pecho y cabeça, que benimos caminados por la guía y claridad del tetzahuitl Huitzilopochtli". Y con esto y dexarles a estos pueblos muy encargado sus tributos, muy contentos con tantos despoxos y rriquezas y summa de esclauos, caminaron la bía de Mexico Tenuchtitlam. Y como todos los pueblos que por los caminos están estauan preuenidos al rresçibimiento, llegó al pueblo de Yzucar, a donde el dho pueblo y suxetos y otros comarcanos le hizieron gran rresçibimiento. Fueron huehuetecas mexicanos allí asentados y tepapateca, Tlatlapanalan, Chietla, nombrados coatlalpanecas, muchas ofertas, encaresçimientos, rrosas, perfumadores, tributos de mantas de todo género, plumería, pañetes, cotaras, naguas, hueipiles, todo fardos, cargas teras, y algodón, chile, fruta de todo género. Otro día partieron y llegado en Aculco, le fueron a rresçibir los de los pueblos de Chalco y sus suxetos de las çierras de más beinte leguas en rredonda con muchos ofresçimientos y rrosas, perfumaderos, rropa, comida para todo el exérçito mexicano. Partidos de allí, llegan a Yztapalapan y abiéndole rresçibido los chinanpanecas y Nauhteuctli, bió mensajeros a Tenuchtitlan a hazer saber de su benida al tiniente Çihuacoatl Tlilpotonqui, el qual, tendido, mandó adereçar luego toda la çiudad con arcos, enrramados el camino rreal y templos de los dioses y su palaçio rreal; mandó a los biexos cuauhhuehuetques se aperçibiesen al rresçibimiento del rrey Monteçuma y los hazen penitencia con sus ynçensarios, tlamaceuhque, tlenamacaque. Y los saçerdotes partieron la mitad al rresçibimiento, mytad para el tocar las bozinas de caracol y atabales ençima del templo de Huitzilopochtli. Y puestos en orden hasta en Acachinango, puesto en dos bandas como proçesión todos ellos, partió Monteçuma para la gran çiudad de Mexico y al trar de Mexico se enbixó con un betúm llaman axin amarillo, colgando su calabaçillo de piçiete señal y dar a tender ser biexo y tendido, aunque no lo era, con una beçolera de esmeralda y orexera de oro fino delgado. Llegando a Acachinango començaron luego a tocar las bozinas los saçerdotes, heran caracoles grandes que dauan espanto y no alegría, y comiénçanle luego a saludar y darle el parabién de su llegada y a todos los prençipales mexicanos. Y llegando a la gran plaça bino a rresçibirle Çihuacoatl, e traía bestido un saco manera de hueipil y naguas de serrana, e le fue subiendo y guiando arriba del templo y llegando a la piedra llaman topxicalli, que estaua allí el hueso del tiguere agudo, y començóse luego a sacrificar y sacarse sangre de las orexas y molledos y espinillas, hincado de rrodillas delante del gran ydolo Huitzilopochtli. [131r] Hecho y acabado esto, se baxó con todo el senado mexicano al gran patio de la plaça trayendo a los lados a los dos rreyes, el de Aculhuacan, Neçahualpilli, y al rrey de tepanecas, Tetlepanquetza, y delante del Çihuacoatl Tlilpotonqui, se fueron a los palaçios a descansar, trando muchos biexos a le saludar y darle el parabién de su buena benida. Estubo algunos con este descanso. Un día dixo el rrey Monteçuma a los señores y grandes capitanes y mexicanos: "Muy uçiosos estamos, mucho quisiera que nos ocupáramos en alguna buena empresa, y es que ya sabéis que nros bezinos çercanos y enemigos mortales son los de Huexoçingo. Bien será que allá bamos y prouemos bentaxa con ellos y con los de Atrisco, Cholula". Dixéronle los capitanes mexicanos: "Bien será y para esto biemos mensajeros a llamar a los rreyes de Aculhuacan y los de tlahuacpanecas, tepanecas, bengan y se hagan estas audiençias de guerra, pues a ellos toca el hablar y tratar de ello". Y biados, llegaron a la çiudad de Tezcuco y, hablado al rrey Neçahualpilli, rresçibió con mucho bien y alegría al mensajero y dádole de comer y de bestir, dixo: "Bamos luego, qué es lo que manda el rrey Tlacateuctli Monteçuma". Y luego fue barcado para Mexico. El otro mensajero de tepanecas fue lo propio que el de Tezcuco. Benidos ante el rrey Monteçuma, fueron muy bien rresçibidos como a tales rreyes que eran. Abido tre los tres rreyes hecho su audiençia y propuesto de hazerse luego gente de todas las partes y lugares y suxetas a la corona mexicana, partieron los rreyes con este despacho, fueron a sus tierras a mandar hazer gente para esta guerra. Y Monteçuma mandó a los prençipales Tlaacateecatl y a Tlacochcalcatl, Nezhuahuacatl, Acolnahuacatl, Ticoyahuacatl, con todos los demás prençipales mexicanos capitanes diesen luego orden de que dentro de un término estubiesen todos a punto, luego adereçasen sus armas. Y de ello tomó la boz Cuauhnochtli de juntar luego los quatro caudillos de los quatro barrios, Moyotlan, Teopan, Atzacualco, Cuepopan, en que adereçasen rrodelas, espadartes de nauaja y pedernal fuerte, baras tostadas (tlatzontectli), ychcahuipiles, y las mugeres de hazer todo género de bastimento al biaxe conbenible. Llegado los quatro días del breue término, mandan se dé pregón general que al cuarto del alua an de estar ya en términos de Chalco amanesçer. Manda luego Cuauhnochtli que ante él bengan los tequihuaques y cuachic y otomitl, achcacauhtin y cuauhhuehuetques, dízeles que lleuen la delantera ellos, unos a pie, otros en canoas, y que, desbarcados, se haga la junta en Atzitzihuacan. Bino a prezençia de Monteçuma su hermano llamado Tlaacahuepan, había sido cuachic y capitán, baliente soldado, y abía tomado estado solo mandar y rregir el campo mexica. Dixo a su hermano: "Señor, creo que esta bez sólo os berán mis ojos, porque mi boluntad es tornar las delanteras y rronper o morir la demanda". Díxole su heno Monteçuma: "Pues que ansí lo queréis, tomá estas armas fueron del rrey Axayacatl, nro primo hermano: una diuisa de oro llamado teocuitlatontec, con una abe ençima dél, tlauhquechol, y un espadarte ancho (maaccuahuitl), de ancha nabaxa fuerte. [131v] Llegado el primero en Tzitzihuacan y llegado allí, habló a todos los soldados biexos, cuachic, otomi y achcauhtin, dízeles: "Hermanos y señores, amigos míos, mañana en aquel día es mi día, que si soy ya odioso en Tenuchititlan o aborreçido de las gentes, estoy parte que lo pagaré. Procurá, hermanos, hazer como de bosotros se espera". Otro día acomete el campo mexicano y juntados los tres canpos de Huexoçingo, Cholula, Atlixco, acometen todos de un tropel, que cayan cuerpos muertos de una parte y de otra, tantos morían de los mexicanos como los de Huexoçingo. Y como siempre tomauan las delanteras los mexicanos y Aculhuacan y chalcas, trauan tan balerosos y tan fuertes que a quantos topauan dexauan por el campo muertos. Y como benían los de Huexoçingo y Cholula tantos y de rrefresco, cayan por los campos cuerpos de mexicanos y chalcas y Aculhuacan y tepanecas, que baraçauan los cuerpos de los muertos a los biuos.